Guarde los cascarones de huevo en un envase en la nevera. Cuando tenga lo suficiente, rómpalos en pequeños pedazos. Échelos en el tiesto (maceta) o sobre la tierra donde tiene el problema con los caracoles. Los bordes de los pequeños pedazos de cascarón dejan una superficie llena de filos y puntas que lastiman la delicada piel del caracol y además proporciona calcio a las plantas.
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